Fue un encuentro fugaz.
La luna se hizo cómplice silenciosa;
Sus cuerpos desnudos revolotearon en la humada hierva,
Bañados en su propio aliento retozaron al son del canto de los grillos;
El tiempo les permitió soñar con ese momento,
cuando al primer pujo su alegría le acompaño por siempre.
Autora: Lucía Vargas - La diosa Dabeiba
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